Salas hipóstilas
Puedes escuchar esta carta en el podcast "El medio es el masaje", locutada por mí mismo y con una buena música de fondo, o puedes leerla aquí, lo que te resulte más cómodo:
Qué bien escribe Santiago de Molina. No tiene un post malo, oye. Las páginas de sus libros son como una comida en l’Escaleta, donde cada plato por separado merece el viaje. Leele, en serio, leele.
En su último post reflexiona sobre las salas hipóstilas, esos espacios llenos de columnas distribuidas equidistantemente, como un templo griego o como la mezquita de Córdoba. ¿Sabes a lo que me refiero, verdad?
Dice de Molina que “La sala hipóstila es un invento tan importante, primitivo e inmejorable como la bicicleta o el pan. En esencia, la repeti ción de un espacio idéntico se vuelve un juego de espejos, destruye todo sentido de orientación y nos coloca ante un "aquí" que es igual que el “allí”. ¡Toma ya!
Parece que la repetición de columnas en el espacio —y el tiempo— anule la naturaleza narrativa del lugar. Ya no hay partes, hay todo; ya no hay secuencia, hay redundancia. O dicho de otro modo: ya no hay melodía, hay sólo ritmo, ritmo hipnótico.
Hay una cierta relación, una lógica común, entre las salas hipóstilas y la reiteración infinita de las letanías. El haram de una mezquita y los adhakār islámicos en los que Alá es grande, repetido infinitas veces. Las columnas góticas de una iglesia y señoras recitando el rosario a media tarde.
La reiteración anula el tiempo y haciéndolo anula también a uno mismo. Un monje budista recita un mantra Yapa Mala mientras los derviches sufís giran y giran al ritmo del zikr. En sus trances, desaparece el espacio-tiempo, o mejor dicho, se funden con él. Una comunión mística en toda regla, estaremos de acuerdo.
En diseño digital existe una cierta obsesión por la sistematización, por modularizar a partir de la unidad y pretender crear templos, urbes digitales a partir de ella. La idea es muy buena, y llevo años enseñándola. Pero tengo dudas:
Tanto en la letanía como en la sala hipóstila, es precisamente la unidad, la frase o la columna, el punto de partida, igual que en un sistema de diseño digital. Sin embargo, no cualquier repetición, por el mero hecho de serla, alcanza la categoría espiritual, igual que no cualquier sala hipóstila tiene rango de templo.
¿Cuál es, entonces, el ingrediente que las eleva en esencia y espíritu? Qué tienen la sala de las cien columnas del parque Güell, o el templo de Karnak? ¿Dónde radica la magia de la sede que diseñó Lloyd Wright para Johnson Wax? ¿Porqué sentimos algo especial, algo trascendente, al pasear por la catedral de Sevilla?
¿Altura? ¿Majestuosidad? ¿Ritmo?
Parece que esas estructuras nos hagan sentir pequeños no por sus dimensiones, sino por la dimensión de aquello a lo que se encomiendan. En ellas, sean iglesias, lonjas o depósitos, nos sentimos menores, fuera de escala. Igual que en las buenas letanías, que ayudan a sentirse pequeño al invocar algo mayor.
¿Y porqué no pasa eso con los sistemas de diseño? ¿Les falta escala? Será que no se encomiendan a nada especial? ¿Será que sacrifican la narrativa sin proponer algo superior?
Más que fusión con lo trascendental provocan alienación por lo banal, más que trance provocan desorientación.
No hemos dado con el diseño hipóstilo en lo digital, no. Nuestra repetición no alcanza los chotkis ortodoxos ni se acerca al Simran de un sikh, repitiendo el nombre de su dios innumerables veces.
Creyendo hacer una mezquita de Córdoba, hacemos un almacén de Ikea y queriendo replicar las cisternas de Constantinopla engendramos, en el más común de los casos, el parking subterráneo de un centro comercial.
Está decidido, este otoño invitaré a Santiago de Molina al programa de Liderazgo y gestión de diseño, a que nos de algo de luz. Que nos hable de escaleras, esquinas o del color blanco, que nos ayude a entender que sin mirada trascendental no hay trascendencia, en lo grande o en lo pequeño. Ojalá acepte.
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A principios de otoño vuelvo a formar, junto con mi compañero Rafa Rebolleda, a un grupo de personas que se preparan para liderar equipos de diseño. Será la tercera edición de un programa en el que se han preparado directores y directoras de diseño de empresas muy relevantes. Si crees que puede interesarte a ti o a alguien de tu empresa, te dejo aquí más información (y tienes mi correo).